Un te amo y un adiós

La voz entre cortada me hablaba en la distancia y sin estar frente a ti vi como tus ojos se llenaban de lagrimas

Lagrimas que tocaron mi corazón como una lanza afilada que lo hacía llorar al unisonó con tigo.

De repente ya no estabas lejos, había tomado a mi Pegaso alado que raudo y veloz voló hasta tu litera, vi como tu llano llenaba mares con ese sentimiento tan tuyo y yo me derrumbaba por dentro queriendo ser roca solida para que no te ahogaras en tu llanto.

Quise ser una isla de la que te pudieras aferrar, una isla con un sol cálido para ti

De repente un viento misterioso subió las escaleras y el llanto se torno en miedo, ¡viento huracanado que me elevo por los cielos y me alejo de ti!, pero no sin antes darte un beso.

Con migo me traje una de tus lagrimas atesorándola más que el agua dulce fuente de vida que sostiene el mundo, la traje para impregnarme un poco de tus sentimientos, para guardarla como un perfume  enviado por los dioses, pues es más sutil y más hermosa esa gota que el mejor de los aromas.

Hoy quiero embriagarme en tu llanto como aquel ebrio desahuciado por causas del licor.

He visto como lloras aunque me dijiste que no,  y aunque de mis ojos no broto aparentemente nada,  ellos inundaron mi interior en llanto ¿para que  hacerlas salir?, si esos tesoros aguados que rodaban por tu cara tan hermosas ya habían llenado mares, las gentes del mundo felices las recogían cual si fueran oro, las mías tan solo las hubieran contaminado.

Entonces lo único que te pude dejar fue un te amo y un adiós.

Nelson Quiroga 

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