El amor reina por el delirio sobre este mundo ridículo. Ya obliga a rimar malos versos a los espíritus trastornados, ya derriba un Imperio. Fuego en los ojos, espada en la mano, estremece en la tragedia; no menos conmovedor y más humano suele animar la comedia; empalaga en la elegía, y en gracioso madrigal retoza a los pies de Silvia.
Todo género de poesía, desde Virgilio a Chaulieu, se halla tan sometido a ese dios como todos los aspectos de la vida.
(Voltaire)
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